Cultura de la violación, presente
La violencia sexual en el Perú, en el arte y en su cotidiano.
<< La ley es cruel me dicen los que no sobrevivieron a esta guerra inconclusa donde mi banda de leñadores se dedicó a demoler las gordas columnas de la justicia, donde quedaron solo tus enormes muslos/ oh Cecilia/ tus nalgas/ tu rostro de penca…>> Banda nocturna. Domingo de Ramos
En Perú, cada hora tres personas son violadas. Según el reporte del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público (2017), el 90% de las víctimas de violación sexual son mujeres; el 76%, menores de edad; el 78% de los violadores pertenecían al círculo cercano de la víctima y el 100% de los agresores son varones.
Estas cifras se traducen en historias reales de niñas, niños, adolescentes y mujeres que sufrieron violación sexual. Las denuncias a veces llegan demasiado tarde, cuando la víctima lleva años siendo violada, generalmente por alguien de su entorno cercano. El peligro no está en las calles necesariamente. No es un desconocido. El violador en la mayoría de los casos es alguien a quien llamas familia, amigo o profesor que agrede, manipula y oprime esperando el silencio de la víctima.
Como en el caso de la hija e hijastra del poeta Reynaldo Naranjo García, las violaciones ocurren en los hogares, son secretos familiares o episodios que por miedo no son verbalizados ni denunciados. Las violaciones son justificadas con frases como ‘’ya estaba grandecita’’ o ‘’ella me provocaba’’.
Cuando las mujeres hartas de esta realidad gritamos que el Perú es un país de violadores, las personas se escandalizan. "No podemos generalizar, no todos somos así, no sé de qué hablas, exagerada", es lo que nos dicen.
Si bien no todos los varones han violado, muchos -de alguna manera- han reforzado la cultura de la violación. Con chistes sobre el tema, con comentarios como ‘’aprovecha que está borracha’’, tocando sin consentimiento, burlándose de las víctimas, utilizando su ''prestigio de artista'' para agredir y otros que actúan siendo cómplices. Hay tantas formas de reforzar y de reproducir el esquema de normalización de la violación sexual que se llegan a relacionar este delito con un acto de virilidad, que no debería nunca causar gracia.
Si hay tantas víctimas, ¿dónde están los violadores?
Solo 4 de cada 100 denuncias por violación sexual tienen condena. Cifra mínima que nos recuerda que la justicia a veces actúa como cómplice de esta cultura de la violación. Según el Instituto Nacional Penitenciario, el 17.9 % de los reos está preso por delitos relacionados con la violación sexual. De ellos, la mayoría tiene entre 25 y 49 años y no recibirán beneficios penitenciarios.
¿Dónde se quedan los demás agresores? En la impunidad, ya que siempre es posible encontrar a un juez corrupto que los libere.
En el caso de Reynaldo Naranjo, en una investigación de Ojo-publico.com, Roxana Naranjo y Nadia Paredes denunciaron haber sido violadas por el poeta en París en la década del setenta. A modo de sanción moral, el Ministerio de Cultura le retiró el Premio Nacional de Poesía (1965). Como él hay muchos poetas, artistas y demás personajes reconocidos que agreden sexualmente, pero la justicia no llega y ellos siguen siendo aclamados.
País de violadores o país de la impunidad. Lo cierto es que hay mucho trecho que recorrer como nación hasta acabar con la cultura de la violación.